El argentino Facundo Astudillo Castro salió de su casa en Pedro Luro el 30 de abril de 2020, en plena cuarentena por la pandemia de Coronavirus, con la intención de reencontrarse con su exnovia en Bahía Blanca. Nunca llegó. El joven de 22 años, que fue retenido por la policía de la Provincia de Buenos Aires antes de su desaparición, fue hallado muerto en un cangrejal de la zona de Villarino Viejo el 15 de agosto.

 

Aunque la investigación sigue abierta para determinar responsabilidades y la Justicia no se pronunció todavía sobre el caso, hay una realidad de fondo: la violencia policial es una práctica rutinaria con especial ensañamiento contra las poblaciones vulnerables como lxs jóvenxs, lxs humildes o lxs integrantes de pueblos originarios.

 

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), referente en la materia, viene advirtiendo sobre un problema estructural de larga data.  El organismo señaló que la cantidad de hechos graves de violencia policial registrados durante la cuarentena muestra la necesidad  de un compromiso político para impulsar reformas que transformen las prácticas de las Fuerzas de Seguridad de todo el país.

 

El informe final de la autopsia de Facundo Astudillo Castro, que determinó que murió por ahogamiento en el lugar donde fue encontrado, aporta elementos de respuesta, pero no resuelve una pregunta clave: ¿qué pasó?